21/4/10

Transmutación

Derramará el cáliz,
su piel enrojecerá y caerá.
Tendrá un nuevo semblante.

Su perfume predilecto
será el miasma.

Aliviará entuertos.
Curará las pestes
y se jactará de sus actos.

Cambiará sus modales.
Respetará.

Crecerá,
incendiarán sus ropajes
y perecerá.

Desnúdate

desnúdate
arranca con fervor tu ropa
no tengas calma
deshilacha el hilo de tu piel
arráncala también
no te detengas
siente fluir la sangre
sufre
rasguña tus membranas
llega hasta tus huesos
quiébralos
arroja tus órganos
y con el último aliento
previo a la muerte
contempla tu alma
entre tus manos

11/4/10

Interferencia

Una ventana que se cierra
Un ruido que no se oye
Ancianas que recogen
Las flores del espanto

El universo y vos
Ante todo
Como una condena
Como un correr infatigable

Mil puertas que se abren
Mil perdones ofrecidos
Una voz que no se oye
En medio del desierto

Y vos ante todo
Y tu amor pálido,
Como la muerte

Después de todo

Después de todo soy un punto más entre la línea infinita
Un ser más en el eslabón de la evolución
Un ser cualquiera, egoísta e inútil
Que escribe y escribe
Absurdamente
La página de sus días

4/4/10

Poema

Ella ya compro
Los espejos que deforman
Ella siente las verdades
Como una caricia áspera

Desnuda su ser
Y canta y canta
Sin parar

Se embarca hacia lo fútil
Sonríe en la mentira
Sonríe sin culpa
Y sonriendo es como se aleja

Dilema

Aquel hombre, este hombre, ese hombre
En ese lugar, deshecho, lleno de nada
¿Dónde fue? ¿Dónde estaba antes de irse?
Aquel lugar, este, ese lugar
¿Serán infelices por no ser nada?
¿Se sentirán solos?
Aquel hombre, llano, vacío, frío
¿Se sentirá solo entre tantos gusanos?
Aquel tiempo es este tiempo
Y el que viene, si es que viene
Nada, el tiempo, nada más.
Ningún hombre en este tiempo
Ni en ese lugar
Ningún hábito nocturno
Ni diurno
Son esas cosas
Incomprensibles
Que nos hacen llorar
Ese tiempo, este tiempo, aquel tiempo
Da lo mismo
No nos quiere igual
Y las manzanas siguen siendo bellas
Y los locos siguen siendo locos
Y si nadie nos piensa, entonces,
No existimos.

La venganza

Dormía como si en el fondo supiese. Con una expresión intranquila en el rostro, pero con la suavidad de un ángel. Soñaba con el otro, con aquel que en sus sueños la haría feliz.
Miró de reojo la duermevela donde yacía una fotografía de los dos. En un solo segundo un hombre bueno puede convertirse en un asesino, pensó. Oía con atención su respiración y solo dejó fluir su odio para consumar el acto. Tomó el cuchillo y pensó: en un solo segundo un bien puede transformarse en un mal, una vida en una muerte. Y sonrió sardónicamente y con culpa.