4/4/10

La venganza

Dormía como si en el fondo supiese. Con una expresión intranquila en el rostro, pero con la suavidad de un ángel. Soñaba con el otro, con aquel que en sus sueños la haría feliz.
Miró de reojo la duermevela donde yacía una fotografía de los dos. En un solo segundo un hombre bueno puede convertirse en un asesino, pensó. Oía con atención su respiración y solo dejó fluir su odio para consumar el acto. Tomó el cuchillo y pensó: en un solo segundo un bien puede transformarse en un mal, una vida en una muerte. Y sonrió sardónicamente y con culpa.

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